CULTURA PRAGA
Tradicionalmente Praga ha sido uno de los centros culturales más importantes de la Europa Central. Tras la caída del comunismo, recuperó su tradición y festeja centenares de eventos como festivales de cine, música o literatura. La actividad teatral y operística de la ciudad presenta una enorme oferta durante todo el año. El Teatro Negro, el Teatro Nacional de Pragay el Teatro del ballet Nacional son algunos de los más famosos atractivos culturales.
Música
Praga tiene una larga historia musical. La que fuese una de las capitales culturales de Europa en los siglos XVIII y XIX conserva su tradición musical.
En la ciudad se organizan, durante todo el año, conciertos de música clásica. Los entornos son variados, desde antiguas iglesias a hermosos auditorios como la Sala Smetana, sede de la Orquesta Sinfónica de Praga situado, en un edificio art-nouveau en Republiky 5, el Palacio de la Cultura y la sala Dvorak (en el Rudolfinum, Plaza Jan Palach), sede de la Orquesta Filarmónica Checa ubicado en un edificio neoclásico en donde se celebra la inauguración y clausura, sobre todo, del famoso Festival Primavera de Praga entre el 12 de mayo y los primeros días de junio. Los conciertos también se celebran regularmente en la Galería Nacional del Castillo de Praga, en los jardines, al pie del Castillo y en el Museo Nacional, en la plaza de Wenceslao. Los conciertos en la Villa Bertramka en Mozartova 169, Smichov, suelen tener a Mozart y sus contemporáneos como protagonistas.

Las antiguas iglesias son el entorno en donde se puede disfrutar con el Festival de Música de Órgano que tiene lugar en agosto. Los mejores programas son los que se ofrecen en la Catedral de San Vito, en Hradcany; U Krízovníku, cerca del Puente de Carlos, la Iglesia de San Nicolás de la Malá Stupartská en la Ciudad Antigua, donde las notas del órgano fluyen en medio de hermosas estatuas barrocas. La Ópera Nacional tiene como sede el Teatro Nacional de Praga y el pequeño Teatro de los Estados. La antigua Ópera Alemana, actualmente Ópera Estatal de Praga, organiza una temporada independiente de la de la Ópera Nacional.
Resulta curioso el Festival de Música Judía que se celebra en los meses de octubre y noviembre en el Barrio Judío.
La tradición musical checa se inicia en el Siglo IX de nuestra era con canciones de origen religioso. Durante la Edad Media se componen varias canciones que han perdurado en el cancionero checo, pero que es difícil concretar de donde surgieron. En el siglo XV el reformista Jan Hus impulsa de modo notable la canción religiosa en la Capilla de Belén de Praga, y según los textos contemporáneos es compositor de varias piezas de la época.
En el siglo XVI se instala el famoso órgano de la Catedral de San Vito. El Emperador Fernando I funda en esta época la orquesta de la corte, que sus sucesores ampliarían posteriormente. De esta orquesta, formada por músicos de diversas nacionalidades, surgen varias canciones populares checas.

En el siglo XVII la orquesta de la corte fue llevada a Viena aunque aún actuaban en Praga en ocasiones especiales. La ópera se estrenó en Bohemia en el año 1627 durante la coronación de Fernando II. Durante este siglo se empezaron a representar óperas en el país, pero ninguna compañía se estableció de modo permanente.
Con la coronación en 1723 de Carlos VI se estrena en Praga Constanza e fortezza por Joseph Fux que impresiona al conde Spork que decide que se represente ópera de forma permanente en su teatro, bajo las órdenes de Antonio Denzio. En el siglo XVIII en paralelo se produce un auge de la música popular checa, que llega a influenciar a la música europea. En esta época Mozart vivió durante algún tiempo en Praga y compuso Don Giovanni, La casa que ocupó al sur de Malá Strana, en el barrio Smíchov, hoy es un museo llamado Casa de Mozart. La ópera se estrenó en el Teatro Estatal de Praga.
El siglo XIX, el auge de Praga coincide con la mejor época musical de la ciudad. En esta época viven en Praga los compositores checos más célebres, Antonín Dvořák y Bedřich Smetana, quienes son los autores de las más célebres composiciones musicales checas, como la ópera La novia vendida.
Herederos de Dvořák y Smetana son otros compositores que desarrollaron su carrera ya en el siglo XX como Josef Suk, que llegó a participar en las Olimpiadas de Los Ángeles en 1932 o Leoš Janáček. Tras la Primera Guerra Mundial surgió el movimiento antirromántico, del que cabe destacar al prolífico compositor Bohuslav Martinů, que desarrolló la mayor parte de su carrera fuera del país.
(wikipedia)